lunes, 27 de enero de 2014

"Sólo por hoy"

Un policía realizando la prueba de alcoholimetría a Paulo Manrique Puello


Hace algunos días revisando mi Facebook encontré una foto de uno de mis contactos –a quién no conozco-, pero tenemos amigos en común de Cartagena. En la fotografía aparecía un hombre sonriente, mientras un policía le practicaba el examen de alcoholimetría para establecer si el hombre manejaba prendo, borracho o en algún otro estado absurdo de irresponsabilidad. La imagen estaba acompañada de la siguiente frase “0.0 Hace 4 años Gracias a DIOS y SOLO POR HOY no me tomo ese primer trago”. ¡Vaya frase!

Continué leyendo los mensajes de felicitaciones, de ánimo y bendiciones que colocaban otras personas, y encontré otro mensaje de aquel hombre sonriente “De 24 en 24 horas. SOLO POR HOY no me lo tomo. Mañana no sabemos”.

No sé cuántas veces, en cuántas conversaciones, novelas y/o películas he escuchado acerca de los “12 pasos de la A.A.”, organización de alcohólicos anónimos. Sin embargo, hasta ese momento mi mente, espíritu y corazón interiorizaron la profundidad de aquel mensaje.

Comprendí que si el hombre de la fotografía podía decidir que de 24 en 24 horas no se tomaría un trago, yo podía elegir día tras día ser una buena persona, tomar decisiones que no me perjudicaran ni afectaran a otros. Entonces, decidí ponerlo en práctica, despertar por la mañana y decir: “sólo por hoy” elijo ser feliz, amar y respetar a los demás, tener pensamientos positivos, ser humilde y ver a Dios en todos y cada uno de los seres y objetos de este mundo.

Al terminar el día me acosté a descansar recordando la sonrisa del hombre de la foto con la satisfacción de haber logrado mi propósito “sólo por hoy”. Mañana espero elegir lo mismo.

miércoles, 22 de enero de 2014

¿Nos preparamos para las relaciones afectivas?

Todo en la vida es una preparación. Desde pequeños somos preparados para asumir retos y cumplir objetivos. Del jardín al colegio, de allí a la universidad y luego, nos preparamos para conseguir un trabajo.

Dedicamos tiempo a nuestra formación intelectual y presentación física para exámenes, entrevistas de trabajo, fiestas, reuniones y cualquier actividad que realizamos.

Vivimos, además, en un constante proceso de búsqueda de lo que creemos necesitar para ser felices y para ello, también nos preparamos. Entonces, si todo en la vida exige una preparación ¿por qué no lo hacemos para tener relaciones afectivas?

Y cuando hablo de relaciones afectivas no me refiero, únicamente, a esa persona con quien anhelamos compartir la vida; es prepararnos para ser buenos padres, jefes, empleados etcétera. Ser hombres y mujeres con la capacidad de dar y recibir amor a quienes nos rodean.

Además de pedirle a Dios que nos convierta en el regalo perfecto para la vida de los demás, te invito a pedir que todas y cada una de las personas, aun a las que no conocemos, sean transformadas para que lleguen a nuestras vidas llenas de amor, con la capacidad de recordar el pasado sin dolor y con la certeza de querer ser felices a nuestro lado.

Será que somos conscientes de la importancia de fortalecer nuestras cualidades, transformar los defectos y dejar atrás los resentimientos, miedos y complejos para llegar listos a relaciones sanas basadas en el amor y el respeto al otro.

lunes, 13 de enero de 2014

Las oportunidades






Somos seres humanos que por naturaleza buscamos sentido a nuestras vidas y cada paso que damos lo hacemos con el propósito de encontrar respuestas que nos ayuden a comprender la razón de nuestra existencia. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y a los temores que vamos adquiriendo desde la infancia, nos convertimos en personas nubladas por la inmediatez del momento, perdiendo con ello la posibilidad de aprovechar, observar , disfrutar y apreciar las grandezas que nos ofrece el mundo.

Crecemos pensando que no somos merecedores de alegrías. Expresiones como “reír demasiado es presagio de que algo malo va a pasar”, que “de eso tan bueno no dan tanto” sean quedado en nuestro diario vivir, permeando la única y verdadera razón del ser humano: La felicidad.

Felicidad que nos permite crecer en todos los aspectos de la vida, en lo espiritual, familiar, laborar etc. Claro está, que decirlo así suena muy fácil pero, ser felices tiene un precio, y no hablo de dinero ó fama hablo de la posesión más preciado del ser humano: la libertad, esa facultada de decidir por si mismo lo que se quiere o no en todas las instancias de la vida.

Efectivamente, para ser felices debemos decidir serlo. Se trata de ser honesto con uno mismo, ser capaces de afrontar los temores y decir NO MÁS, asumir que las situaciones no son buenas o malas ;que son oportunidades de la vida para decidir ,para ser libres, por lo tanto, ser felices.

Te invito a tomar las oportunidades para ser una mejor persona, para olvidar el pasado y desprenderte de lo que no te sirve. En este momento te invito a que seas feliz abandonando las culpas y frustraciones. Decídete asumir la vida de la mejor manera.

Publicado en el Oracional de la Emisora Minuto de Dios “El Man Está Vivo”  5 de julio de 2009


sábado, 4 de enero de 2014

El sueño no soñado

Hace tres años me casé y quizás ese fue el día en que pude comprender claramente los mensajes de Dios. 



En la mañana del 18 de diciembre de 2010, el párroco de la Ermita del Cabrero de Cartagena, quien a las 4:00 p.m. de ese mismo día casaría a mi hermano Juan Pablo con su prometida Carol, a David y a mí, nos dijo que no celebraría la ceremonia. La razón, que no vale la pena recordar por carecer de sentido y amor por el prójimo, no logró opacar la alegría caribeña que nos caracteriza y decidimos irnos a desayunar a Narcobollo para tomar una decisión con el estómago lleno. En una mano el chicharrón, en la otra la arepa con huevo y en mi cabeza los 200 invitados que venían de diferentes ciudades a celebrar nuestra boda.

La Ermita del Cabrero
Como es usual llamé a mi madre para contarle lo sucedido y en menos de cinco minutos el resto de nuestras familias estaban enteradas y le mandaban saludos a la mamá del cura. Mi mamá, apoderada de la situación, fue a hablar con el padre de la parroquia cercana a la casa de mis abuelos y afortunadamente aceptó casarnos.

Durante la mañana y en una jornada maratónica a través de facebook, llamadas a celulares y el -en ese entonces popular- messenger de blackberry, enviamos los datos de la nueva iglesia a los invitados. Luego Catay, mi hermano, nos llevó a mi cuñada y a mí al salón de belleza de Diego Moya, un hombre maravilloso quien me vio crecer y que ese día me dio la oportunidad de ver como los sueños se hacen realidad, pues Diego con su trabajo y esfuerzo logró ser uno de los estilistas más importantes del país. En ese momento me di cuenta que Dios me estaba dando un regalo que yo jamás había soñado y que todas las personas que habían pasado por mi vida eran protagonistas de ese día.



La entrada a la Iglesia fue maravillosa, el tío Kiko me llevaba de la mano y yo desfilaba como si fuera la reina del pueblo, tirando besos a diestra y siniestra. Una pequeña alfombra roja representaba el camino hacia la felicidad al lado de quien había sido mi mejor amigo, novio y ahora sería mi esposo, nos acompañaban en el cortejo mi primita María Camila, la primita de David, Micaela, y mis grandes amigas Carito y Lorena, me seguía embarazada, y de la mano del Yeyo, la futura esposa de mi hermano y madre de uno de los pajecitos. Recuerdo cada uno de los rostros que vi al entrar al lugar, pero especialmente recuerdo esa pequeña iglesia en construcción con bancas flacas de madera, el piso y columnas de cemento sin pintar de donde colgaban telas blancas con dibujos alusivos a la navidad elaborados por los niños del barrio. De fondo se escuchaba la voz de mi abuela quien junto a mis tíos, primitos y amigos habían formado un coro que después de varios meses de práctica, cantó durante la ceremonia.






En el altar se encontraba mi hermano Juan Pablo junto a mi madre, mi sobrinito con su muñeco de peluche preferido, mi primo Nicolás quien a sus 9 años quiso ser uno de los pajecitos y la mamá de David, mi regalito de Dios, quien durante estos tres años ha sido objeto de burlas pues esa tarde a pesar de su vozarrón se quedó sin voz al dar el sí. Finalmente y después de tanto corre corre el padre Orlando, un hombre joven y elocuente, bendijo nuestra unión.



Quienes me conocen saben que nunca pensé en casarme y mucho menos hacer una gran celebración. Sin embargo, Dios me dio eso y mucho más. Me dio discernimiento y humildad para comprender que Él nos unía para ser sus instrumentos. A pesar de que no nos casamos en una iglesia tradicional y ostentosa de Cartagena, Dios permitió que hiciéramos parte de la construcción de su templo.


Sí, mi boda fue una gran alianza de amor, mi madre, abuela y tías Uchi y Lourdes prepararon durante meses la fiesta, y el día anterior junto a Rafita, la tía Margie, Raaidita, Lucas, Martha, Juanchi, Carol, David y el tío Kiko decoramos la hacienda “La Envidia”, que con todo cariño mi tío alquiló para darnos la mejor fiesta de la vida, mi hermano viajó desde Brasil con su familia para casarse a mi lado, María José la hermana de Davo llegó de Nueva York, mis otros tres hermanos Catay, Andrés y Mateo estuvieron presentes junto a nuestras familias maternas y paternas, los padres de mi mejor amigo -ya fallecido- asistieron en su nombre (http://cosasdecucha.blogspot.com/2013/12/una-carta-para-los-cuatro.html), mi madrina de bodas quien viajaba al día siguiente a Europa pudo acompañarme con su familia.


Mi suegra a pesar de la reciente perdida de su madre, elaboró una deliciosa torta de matrimonio con los muñecos que la adornaban y los recordatorios de la boda, y mi suegro con sus dotes para el rebusque encontró y regaló la mejor champaña. La esposa de mi hermano preparó unos deliciosos dulces brasileros llamados brigadeiros que fueron la sensación. Harvey nos obsequió uno de sus talentos, hizo registro gráfico de ese día especial. Nuestros amigos de Barranquilla tuvieron que cambiarse la ropa en un centro comercial para llegar a tiempo a la iglesia, el día anterior llovió tanto que el camino estaba lleno de barro y fue necesario contratar una buseta para entrar a la hacienda, Elisa una mujer luchadora que aún trabaja en la casa de mi familia, con su tropa de desplazadas por la violencia fueron las encargadas de atendernos toda la noche, la comida fue preparada por una amiga y vecina de la infancia, mi hermoso vestido de campanita fue elaborado por la modista del barrio y esa noche pude cumplir dos de mis grandes sueños bailar porro en vez de vals y ser una bailarina de orquesta como las chicas del can.





Hoy, recordando ese gran día de amor y felicidad, descubro que el mensaje más grande que Dios me ha podido dar es que puedo, merezco y elijo amarte, mi regalito de Dios.



Cucha, una mujer feliz.