miércoles, 19 de marzo de 2014

Enseñando a ser felices

Clase de felicidad "Happy Bussines" en el Colegio de Estudios Superiores de Administración CESA 
Escuchar la frase “En busca de la felicidad” puede remitirnos a la película dirigida por Gabriele Muccino y protagonizada por Will Smith en el año 2006, basada en la historia real de Chris Gardner, un hombre que quedó en banca rota, sin hogar, a cargo de la crianza de su pequeño hijo y llegó a ser multimillonario. Pero también podría llevarnos al cuestionamiento y a la reflexión acerca de esta palabra ¿Qué es felicidad? ¿Soy feliz? ¿Hago feliz a los demás?, entre muchas otras preguntas.

Es posible que las respuestas sean afirmativas, que recordemos que por segundo año consecutivo, Colombia se ubicó en el primer puesto como el país más feliz del mundo entre 65 países, según el Barómetro Global de Felicidad y Esperanza 2014. Sin embargo, y de repente escuchamos en la radio y la televisión que a una menor de edad el vecino la golpeó con un martillo en la cabeza, que un holandés drogó y torturó a una prostituta en Bogotá, que la temporada invernal ya lleva diez muertos y que en Venezuela continúan las protestas por la escasez de alimentos, el desabastecimiento y los altos índices de criminalidad, eso sin hablar de la situación política de Ucrania, la desigualdad en la India, la guerra de los países árabes y muchas otras cosas que suceden en el mundo.

Así las cosas pensamos ¿cómo podemos ser felices con ese bombardeo de información negativa, con el hambre, la indiferencia, el egoísmo, la pobreza, la corrupción y la exclusión etc etc etc…?

Entonces, escuchas acerca de un colombiano de 38 años de edad que dicta la cátedra de la felicidad en dos universidades – y quieres saber más, necesitas saber más-.

Andrés Ramírez Ordoñez es director de la Fundación Consejo de Empresas Americanas y profesor de Felicidad "Happy Business" en el Colegio de Estudios Superiores de Administración – CESA, Felicidad "Make it Happy" en la Universidad Sergio Arboleda.

Andrés no fue estudiante de Tal Ben Shahar, el israelí conocido como el gurú de la felicidad quien creó y dicta en Harvard el curso 'Mayor felicidad”, pero si se graduó en Estados Unidos como consejero de adicciones, y desde hace 17 años entró en un proceso de recuperación a las adicciones.

Empezó a trabajar en Colombia dirigiendo un programa de recuperación en una fundación de  niños víctimas de la violencia y explotación sexual, pero un día decidió trabajar por la prevención y descubrió que la mejor fórmula es dar herramientas que ayuden a las personas a sacar lo mejor de sí para ser felices.

El profe

Desde hace tres semestres Andrés Ramírez dicta la cátedra de la felicidad en el CESA; dos veces a la semana comparte un salón con 30 estudiantes de diferentes semestres, quienes quizás se inscriben a esta electiva de 3 horas a la semana buscando, como muchos seres humanos, la clave de la felicidad.

Este hombre separado y padre de dos hijos, dice ser un hombre imperfecto que busca siempre la mejor versión de sí y actuar desde el amor para ser feliz. Asegura que sus expectativas como ser humano y profesor son todas “hacer mucho más de lo que hago ahora y a través del ejemplo formar a buenos seres humanos”.

Con paso acelerado, mirada fija y rostro sonriente señala que la felicidad es de largo plazo, no es inmediata como las dietas relámpago con las que puede adelgazar y después regresas a los malos hábitos. Explica que para ser feliz hay que tener templanza: capacidad de poner de lado el placer inmediato por un bienestar futuro.

Herramientas para ser feliz

En la búsqueda de la felicidad a través de este personaje y de descubrir algún truco que revele un paso más, le pido cinco tips para ser feliz y con una mirada amorosa y la cabeza doblada hacia su hombro responde “A mí no me gustan los tips, pero puedo dar algunas herramientas que contribuyan al propósito”. Mientras Andrés hablaba – posiblemente como lo hacen ustedes en este momento- yo iba chuleando lo que hacía o no de la lista.

Agradecer todos los días, perdonar; vivir sin resentimientos, desayunar para tener energía, hacer ejercicio y escuchar música. En definitiva  “Alimentarse bien en el sentido holístico del ser, en cuerpo mente y alma y adquirir hábitos que construyan el ser humano que quieres ser”.


“Dictar la clase es fácil, lo difícil es ser ejemplo de felicidad”

Andrés se para frente a los estudiantes y anuncia el tema a tratar: “los paradigmas”. Lanza una pequeña pelota a quienes tendrán la palabra y en un ejercicio de construcción colectiva y gracias a varios ejemplos llegan a la conclusión de que un paradigma es “la forma en que vemos el mundo”. Lanza de nuevo la pelota, esta vez para pedir ejemplos relacionados con sus vidas.

Un estudiante, mientras le da vuelta a la pelota con sus manos habla del paradigma de los padres con el estudio “si uno no estudia no es nadie en la vida”, otro joven recuerda la percepción negativa que tenia de sus compañeros y cómo pudo romper con eso al conocerlos y saber más sobre ellos.

Después de la intervención y reflexión de varios jóvenes, el profesor los invita a que “siempre tomen la mejor foto, tómense el tiempo de ver las cosas, ver los ángulos, gozar con todo, a ver la vida de una manera más libre y ser capaces de ver las cosas como otros las ven”.  

Chaid Neme de 22 años de edad, dice que gracias a esta clase ya no le da miedo hablar con la gente “me siento más seguro y cumplo con los compromisos que hago por día y por mes”. Por su parte Andrea Lopera de 20 años de edad señaló que ha aprendido a autoevaluarse, a ser más tranquila, a dejar el rencor y a tratar mejor a su familia “mi calidad de vida ha mejorado”; también señaló que “Andrés es un bacán, una persona muy querida que sabe llegarle a la gente”.

Los compromisos

Al finalizar la clase los estudiantes dicen su nombre, compromiso y cómo van con él:

Concentrarme en lo importante, ser coherente, aprovechar el tiempo, dejar la rutina, ser más ordenado, valorar lo pequeño, ser más paciente, vivir la vida, escuchar otras opiniones, tratar mejor a la gente que quiero, ser tolerante, ser positiva, dejar el rencor, entre muchos otros compromisos.

Algunos confesaron no ir muy bien con sus propósitos y otros empezaron nuevos compromisos con la satisfacción según ellos de haber logrado un cambio positivo en sus vidas.

Finalmente y después de escuchar tan valiosos compromisos, y en especial el de un  joven que con total sinceridad dijo que, gracias a que ahora tiene en cuenta las opiniones de los demás, su novia había regresado con él y, otro joven que habló de como la tolerancia lo ha llevado a tener mejores relaciones interpersonales, he decidido buscar todos los días la mejor versión de mí, tomar siempre la mejor fotografía, hacer mucho más de lo que hago ahora y continuar trabajando en la felicidad de largo plazo, la felicidad del AMOR.





El 20 de marzo, día internacional de la felicidad los invito a entrar a la página http://diadelafelicidad.co/ para medir su felicidad, y si quieren saber más acerca de Andrés Ramírez Ordoñez y sus publicaciones lo pueden visitar en el blog http://ramirezoandres.blogspot.com/


sábado, 8 de marzo de 2014

Mi candidata es la educación


En temporada electoral muchos son los chistes y burlas publicados a través de los chats de celulares y las redes sociales tales como “Vote bien o bote su cédula”, “peligro, políticos en campaña”, “no más corrupción rentable”,  “la diferencia entre un ladrón y un político, es que uno escoge al político y el ladrón lo escoge a uno" además de los videos como el de la señora de las naranjas y la que no votará por Zurruaga y si por Juanpa.

Si, efectivamente producen una carcajada que poco a poco se convierte en dolor, desilusión y lo más preocupante en desesperanza. Sin embargo, este escrito no pretende decir que “el agua moja” y mucho menos hablar de lo que ya se ha dicho; la corrupción en las campañas, el clientelismo y la compra de votos con dinero, tejas, mercaditos, abanicos, etc, etc. Esta nota es una campaña para visibilizar a la mejor candidata que puede y debe tener nuestro país: LA EDUCACIÓN.

Esta es una invitación a votar por una candidata que puede solucionar los problemas de desigualdad, inclusión y discriminación. La educación es un vehículo que, en palabras de Juan David Aristizábal, profesor del CESA y cofundador de Buena Nota, organización que apoya a los emprendedores sociales, nos llevará por las vías del conocimiento, la innovación y el desarrollo a definir el modelo de país que queremos.

Como es usual en todas las campañas, realizamos un sondeo, le preguntamos a hombres y mujeres que han tenido acceso a la educación ¿qué le pediría a esta candidata?

El economista caleño y asesor del Sena Víctor Saavedra de 28 años, quien estudió en la Universidad de Los Andes y en Harvard señaló que le exigiría excelencia “estamos acostumbrados a la mediocridad”, asegura que necesitamos mejorar la calidad de docentes, aumentar la remuneración y el estatus a los profesores.

Rosy Margarita Cotes Cortes, de 24 años de edad, abogada y Consejera Superior de la Universidad del Cesar dice que su candidata “tiene que ser holística, regionalizada; debe tener un sentido más crítico, recoger raíces ancestrales, culturales y étnicas, que sea garantista del desarrollo y el progreso. 

Laura Villa una paisa de 29 años de edad, asesora del Banco Agrario, economista con especialización en gobierno y maestría en administración pública exige a su candidata “trabajar por la igualdad de oportunidades y el acceso para todo el mundo a la educación”

Y como dicen las campañas tradicionales: “No dirigimos a usted amigo colombiano”, quien seguramente se estará preguntando ¿Y yo por qué debo votar por la educación?, le tenemos la respuesta.

En la prueba de educación Pisa, la más importante del mundo, Colombia quedó en el puesto 61 de 65 países. Las tasas de cobertura en preescolar, secundaria y media llegan solo al 63, 71 y 40 por ciento, respectivamente y la desigualdad arroja cifras lamentables como que la educación promedio de un adulto de estrato 1 es de 5,2 años, la de un adulto de estrato 6 es de 12,7 años. El puntaje promedio de un estudiante de estrato socioeconómico bajo, en las pruebas Saber 11, es 18 por ciento menor que el promedio que obtiene un estudiante de estrato alto. Así lo señala Catherine Rodríguez, profesora de la facultad de Economía de la Universidad de los Andes http://www.portafolio.co/opinion/politica-estado-la-educacion

Podríamos continuar con una larga lista de las estadísticas de la mala educación en Colombia. Sin embargo, es posible toparse con las siguientes respuestas: Yo no hago parte de esa muestra, gracias a Dios estudié en un buen colegio, las personas que conozco han tenido acceso a la educación pública y las que no lo han hecho es porque no se han esforzado.

Esta campaña conformada por seres humanos comprometidos con el desarrollo humano y social del país opta por dejar a un lado las cifras que se convierten en datos lejanos para mostrarles las caras de la realidad.

Wikdi es un niño del Chocó que realiza un esfuerzo que ningún niño debería hacer para lograr asistir a la escuela, camina cinco horas diarias para ir y volver de ella. Colombia tuvo conocimiento de esta historia gracias a “La Travesía de Wikdi” http://www.soho.com.co/zona-cronica/articulo/la-travesia-wikdi/25819, una crónica escrita por Alberto Salcedo Ramos, premiada en el año 2013 con el Ortega y Gasset de Periodismo y con el premio a la excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa

Juan David Aristizábal contó el caso de una señora que trabaja como empleada de servicio ganándose el sueldo mínimo, ella pagó 4 años de mensualidad en un colegio privado para que su hija no tuviera problemas de drogadicción en un colegio público y resultó ser un colegio pirata, que no estaba acreditado por el Ministerio de Educación.

También recordamos una crónica hecha por Pirry sobre dos hermanos que estudiaban en jornadas opuestas porque debían compartir los zapatos para poder ir al colegio.

Éstas son algunas de las historias que revelan la realidad de miles de niños y jóvenes colombianos que no tienen acceso a la educación y si la tienen, no cuentan con profesores capacitados y mucho menos con la calidad necesaria para competir laboralmente con otros países. 

En definitiva necesitamos un país en el que la educación sea un punto de integración de la familia, la comunidad el gobierno y la empresa privada y la principal prioridad nacional para ser un país mejor. 

Te invitamos a Votar por la solución http://www.todosporlaeducacion.co/colombia
Yo ya voté ¿y tú?

miércoles, 5 de marzo de 2014

Lector en voz alta, se les tiene

Diego leyendo en una librería especializada en literatura infantil y juvenil de Medellín

Señoras y señores, viejas y viejitos, niños y niñas. Óiganme bien. Le tengo a la plañidera que llora por sus seres queridos en velaciones y funerales; también le tengo al ayombero; encargado de gritar “ay hombe” en parrandas vallenatas; le traigo la saca piojos; le ofrezco lavarle las manos a los transeúntes y hacer la fila para pagar las facturas.

Ésta podría ser una lista de servicios de los llamados “culebreros paisas”. Sin embargo, estos oficios existen y son la manifestación del ingenio y el “rebusque” de los colombianos que en época de crisis económica y por circunstancias particulares, ponemos en funcionamiento nuestra creatividad y dones para trabajar.

Hoy, les tengo, les traigo y les ofrezco otro ejemplo de inteligencia, astucia, superación e innovación colombiana. Diego Alejandro Ruiz Gómez es un joven de 29 años de edad, nacido en Medellín, quien además de ser profesor universitario ofrece el servicio de leer en voz alta – óiganme bien - servicio de lector en voz alta.

Diego es licenciado de la Universidad de Antioquia en educación básica con énfasis en humanidades y lengua castellana y desde pequeño se apasionó por la lectura. Cuenta que después del asesinato de su padre, cuando tenía 14 años de edad, producto de la violencia en Colombia de los años 90’s, se refugió en una biblioteca pública que le permitía conectarse con historias diferentes a la realidad de ser el mayor de cuatro hermanos que junto a su madre, debió asumir la responsabilidad del hogar.

Señala que ha sido lector en voz alta desde niño. Inició esta labor leyendo las lecturas dominicales en la parroquia La Natividad de Nuestra Señora, también reunía a sus amigos del barrio para leerles los cuentos de los hermanos Grimm, y dice que siempre fue el “nerdo de la clase que alzaba la mano para leer”, luego pasó por las tablas del Teatro Popular de Medellín y fue cantante de una coral durante tres años.

Estando en la universidad una de sus compañeras le sugirió ser promotor de lectura en los llamados parques bibliotecas, además hizo parte de la alianza para fomentar el préstamo de libros en las estaciones del metro de Medellín y leía en voz alta mientras los pasajeros esperaban la llegada del transporte. Desde entonces, y gracias a sus profesoras del colegio y la universidad, asegura que “la lectura crea comunidad, crea vínculos como el hombre primitivo que se reunía alrededor del fuego a narrar cuentos y los juglares que iban contando historias de un lugar a otro”.

Según sus amigos y clientes Diego es un hombre maravilloso con una capacidad increíble para hacer sentir especial a las personas a través de la lectura y también resaltan su capacidad de escuchar, tanto así que hace casi cuatro años una amiga le sugirió hacer unas tarjetas de presentación, ofreciendo el servicio de lectura en voz alta. Particulares, empresas y colegios empezaron a llamarlo y tiempo después se le ocurrió ofrecer el servicio de lecturas telefónicas y hace poco agregó a su portafolio las video llamadas por Skype.

Eliana Manzur una odontóloga de Montería conoció a Diego en el apartamento de una amiga en Medellín donde él leyó el cuento erótico "Vean, ve, mis nanas negras" de la chocoana Amalia Lu Posso Figueroa y señala que “Su voz se transformó, quedé absolutamente enloquecida con él”. En diciembre del año pasado Eliana pagó $ 300.000 por el servicio de lectura telefónica de poemas dedicados a sus familiares, y su hijo Daniel de 16 años le dijo “lo máximo mami, regálame un poema para mi novia”. 

A Miriam Márquez una artista paisa, dueña de la tienda de diseño La Pájara Pinta ubicada en la ciudad de Montería, su mejor amiga le dedicó un poema escogido y leído por Diego y asegura haber quedado muda al escucharlo “Sentí una cantidad de emociones y sensaciones que no podría explicar, lo que si sabía era que quien me lo dedicaba me amaba profundamente”.

También cuenta que en una ocasión fue contratado para leerle un poema a otro hombre y este pensó que lo llamaba para conquistarlo o hacerle una broma y de inmediato le colgó el teléfono. “Me sentí incómodo y apenado”. Sin embargo, el joven lo llamó después para solicitar que le leyera un poema a su novia.

Otra de las anécdotas la contó con la siguiente introducción “De esta historia te quería hablar” –Aún no puedo ni quiero olvidar la felicidad, amor y gratitud que transmitió Diego con sus palabras- Señaló que, días antes de nuestra entrevista, Clara una clienta que conoció en la librería especializada en literatura infantil de la ciudad de Medellín llamada Simsalabim, lo invitó a conocer a Lucía, una niña de 8 años de edad que ofrece el servicio de cuentos y masajes por un valor de $ 500. Si señores, servicio de cuentos y masajes. La diferencia además del masaje es que el cliente debe decirle una palabra para que ella desarrolle la historia. 

La emoción de Diego al hablar de esta pequeña narradora oral fue tal que durante nuestra entrevista por Skype la llamó por teléfono para que la escucháramos. Al llamar a la casa de Lucía le informaron que ella se encontraba en el hospital Pablo Tobón Uribe recuperándose de la quimioterapia que le habían practicado hacía algunos días. Diego llamó al hospital y le preguntó al papá de la niña si ella podía atender su llamada, la pequeña pasó al teléfono y con una voz dulce, amorosa e interpretativa narró un hermoso cuento después de escuchar la palabra FELICIDAD.

Antes de despedirse, Diego le aseguró que la visitaría ese día y le leería un cuento, luego colgó el teléfono y relató su primer encuentro con Lucía. Cuando se conocieron ella no quería escucharlo y hasta le preguntó que cuánto cobraba por leer un cuento y ella le acusó de ser un “carero” por cobrar $15.000 (valor de cinco minutos de lectura telefónica). Sin embargo, él le leyó el cuento “Tito y Pepita” de Amalia Low y Lucía aseguró que pagaría $ 60.000 por escuchar el cuento todo el día (valor de una hora de lectura en voz alta a domicilio). También nos contó que el gran sueño de Lucía es tener un caballo (pero esa es otra historia que les contaré en otro momento).

Con los ojos iluminados y la voz pausada que lo caracteriza dijo que entre sus sueños se encuentra realizar una maestría en literatura infantil, tener una bibliovan en la que pueda transportar y promover la lectura y grabar un audio libro de cuentos para niños.

Aunque usted podría estar pensando –y tendría razón en hacerlo- que este servicio o labor no es novedosa, pues se realiza en otros países del mundo, considero que en Colombia, un país que según una encuesta realizada por el DANE,  la población mayor de 12 años lee la triste cifra de 1,9 libros al año y que las personas con discapacidad visual no cuentan con el apoyo suficiente y con las herramientas para acceder a la lectura; el trabajo, la dedicación y lo más importante la capacidad de dar a través de las palabras, dones, talentos y conocimientos a los demás, hacen de Diego Alejandro y de Lucía Toro unos seres humanos llenos de amor, felices, excepcionales e innovadores. Colombia SE LOS TIENE.

Pueden contactar los servicios de Diego Alejandro Ruiz Gómez, lector en voz alta a través del número: 3113556295




Taller de lectura en voz alta en el corregimiento el Totumo de Necoclí, Antioquia


Leyendo en voz alta en la estación del metro de Medellín como parte del programa "Pregoneros"

Diego leyéndole a Lucía el cuento pop up "Las crónicas de Narnia" de C. S. Lewis

Diego con Amalia Low en "picnic de palabras" en Bogotá