domingo, 30 de noviembre de 2014

Agradecer públicamente ¿por qué no?

A propósito de las campañas que hacemos en Sentir Positivo (www.sentirpositivo.com), en las que a través de una red de amigos, y de los amigos de los amigos, le cumplimos sueños a las personas, varios de ellos solicitaron que no se les agradezca públicamente en las redes sociales y aclaran que prefieren mantener sus obras en el anonimato ya que, como lo dice la biblia “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. Sus razones son válidas y es de admirar que su principal motivación para ayudar a otros no sea el reconocimiento. Sin embargo, aprovecho este blog para expresar por qué, para mí, es importante agradecer el apoyo que brindan a los demás.

El pasado 6 de octubre llamé a Daniel Herrera, director de la Fundación Pocalana para proponerle que les celebráramos los quince años a las hijas de los recicladores de Bogotá, a quienes la fundación apoya en diferentes procesos de educación, dignificando a la población a través del amor. Daniel muy emocionado aceptó, pues la idea es que a través de los dones y talentos de muchos voluntarios músicos, fotógrafos, modistas, decoradoras, productores etc. Organicemos una hermosa fiesta para las niñas y la comunidad. Dos días después Daniel me escribió explicando que estaban llenos de trabajo, por que debían conseguir recursos para celebrar el día de los niños a los pequeños del barrio El Mochuelo de Ciudad Bolívar –otra de las obras de la Fundación-, y en el momento la actividad de las quinceañeras no se podría llevar a cabo.

Niña de la Fundación Pocalana recibiendo los tenis el día del niño

Niño de la fundación Pocalana estrenando los tenis 
Por la noche envié el siguiente mensaje por WhatsApp a 19 amigos: “Hola, necesito tu ayuda”. Después de recibir por respuesta como claro, de una, para qué soy bueno, en lo que pueda ayudarte, entre otras, escribí: “$27.000 para los guayos marca Venus de uno de los 104 niños del barrio El Mochuelo de Ciudad Bolívar que pertenecen a la fundación Pocalana”. Al día siguiente decidí contar la historia a través de Facebook agradeciéndoles a las 17 personas que dijeron sí. Gracias a dicha publicación más personas se unieron y en dos semanas se recaudaron $1.627.000 que generaron 70 hermosas sonrisas.

Yolita donó el cabello a mujeres pacientes de cáncer
En octubre también se celebra el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de mama y una psicóloga cartagenera Yolita Lepesqueur Echenique, quien vive en Montreal, Canadá, permitió que publicáramos en la página de Facebook de Sentir Positivo unas fotos con el siguiente texto "Yo quería un cambio, llegue a mis 34 y quería verme diferente al espejo, estando en la peluquería la señora me pregunta si quería conservar mi pelo o no. Me quedé pensando y me dije a mi misma, lo voy a conservar porque quitándome el cabello logro el cambio que quiero y guardándolo para donarlo logro otro cambio en quien lo vaya a utilizar. Así que, ¿dos cambios son mejor que uno solito si ambos son positivos, no?". Al ver el mensaje otras dos mujeres decidieron hacer lo mismo en Bogotá.

El Padre Jaime Marenco con el "mudito" de Salgar

El "cambuche" de Luis Antonio, el "mudito" de Salgar

Habitantes de Salgar ayudando a construir una vivienda digna para Luis Antonio

Jaime Marenco, el sacerdote de la Parroquia Santa Isabel de Portugal en Salgar, Atlántico, publicó ese mismo mes en Facebook las fotos de un ”cambuchito” donde vive Luis Antonio, un “mudito” que fue olvidado por un circo hace varios años. Dicha “vivienda” quedó prácticamente destruida, tras los fuertes aguaceros y el padre pidió la colaboración a través de las redes sociales para construirle una vivienda digna. La construcción ya empezó, los pobladores de Salgar donaron la mano de obra y personas de otras ciudades y países se unieron donando recursos económicos.
 
Marcos de 8 años recibiendo las prótesis  

Lucía con Heredero, el caballo que le regaló un desconocido

Voluntarios que preparan alimentos y comparten con los abuelitos del comedor Padre Pío

Estas son algunas de las muchas acciones en las que agradecemos, publicamos actos de heroísmo, desprendimiento o simplemente reconocemos las capacidades de hombres y mujeres para dar amor; como las personas que hicieron posible que un niño de 8 años que perdió las piernas por causa de una bacteria volviera a caminar y montar bicicleta, los amigos de Medellín que lograron que una pequeña de 9 años sobreviviente del cáncer de pulmón cumpliera su sueño de tener un caballo o las fotos que compartimos de los voluntarios que una vez al mes preparan alimentos y comparten con 110 abuelitos del barrio Girardot de Bogotá, que ha generado que muchas personas se vinculen a este comedor.

Nosotros, como usuarios de las distintas redes sociales publicamos, casi que a diario, todo tipo de contenido tales como selfies, invitaciones a fiestas y eventos, chistes, críticas, estados anímicos, ubicaciones, viajes, gustos, restaurantes que visitamos, fotos con personalidades, y algunas otras cosas sin repercusión social. ¿Por qué no publicar las buenas obras e iniciativas?, al hacerlo lo que realmente estamos publicando es una oportunidad; la de que miles de personas se contagien a través del ejemplo y tengan la oportunidad de dar amor a los demás.

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