Una amiga me contó que desde
hace algunos años desea hacer ciertos arreglos en su apartamento, pero por
razones de tipo económico y especialmente por prioridades relacionadas con sus
hijos no ha podido hacerlos.
Entonces le dije que
soñáramos. Le pregunté, que si le regalara veinte millones de pesos para
arreglar o cambiar algo de su apartamento ¿qué le cambiaría?, de inmediato se
le iluminaron los ojos y contestó "remodelaría la cocina". Mi amiga muy
emocionada empezó a contarme con detalles todos los arreglos que haría para que
su nueva cocina quedara práctica, moderna y hermosa.
Tiempo después hablé con ella
y me contó que acababa de comprar un gabinete para el nuevo baño que habían
construido en el apartamento.
Ojo, no quiero que me mal interpreten, mi intención no es juzgar la decisión de mi amiga, no digo que debía construir la cocina, ya que tiene sus razones y prioridades para construir el baño, pues cada cual conoce a la perfección sus necesidades.
Lo cierto, y desde mi punto de vista, la situación
fue reveladora. Comprendí cómo había manejado algunos aspectos de mi
vida. La cocina representaba esos sueños que hacen parte importante de mi
felicidad; ideas, negocios, decisiones, viajes y muchas otras cosas, que en el
pasado abandoné o pospuse por distractores que, en este caso, representan el
baño.
Recordé aquellas situaciones en
las que tenía claro lo que quería hacer, los planes de estudiar en el
extranjero, viajar por el mundo, emprender algún negocio relacionado con felicidad o invertir en la felicidad de la gente, viajar de manera repentina a visitar a mi
familia, asistir a las bodas familiares y de amigos, vivir con mi esposo en una ciudad tranquila y tener dos hermosos bebés. Sin embargo, decidí tener miedo; refugiarme
en los trabajos, en la seguridad de las zonas de confort y en la excusa del
dinero para no dedicarle tiempo, esfuerzo, dedicación, amor y pasión a eso proyectos
que tanto he anhelado y he pedido a Dios.
Después de la reflexión –intentando
no darme látigo ni golpes de pecho- decidí escribir de nuevo en este blog,
retomar los sueños y propósitos del pasado y preguntarme todos los días: ¿cuál
es la cocina de mi vida?, ¿cuáles son las decisiones que tomo?, ¿éstas me
lleven a cumplir dichos sueños?, pero principalmente me esfuerzo por dejar en
el baño esos distractores que no me permiten tomar decisiones coherentes que
construyan mi felicidad.
Me encanto,en especial me hizo reflexionar en todos los sueños y proyectos que por distintas circunstancias he dejado de lado, habrá que retomarlos.
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